Desde que la pequeña Henar llegó al Santuario y está junto a su madre, ha cambiado mucho, y se le nota en la mirada, que ya no es una mirada de miedo ni tristeza. Aunque aún se está adaptando, y está yendo muy lento, pero se notan grandes cambios en su actitud. Nos pasaría lo mismo a nosotros si hubiéramos pasado por una situación de maltrato como la que pasó ella y su madre Simone. Cuando esté más adaptada a nosotros, le quitaremos esas horribles etiquetas que se llaman crotales, para identificar a Henar por microchip.