Izadi estuvo 12 años encerrada para que los humanos pudiéramos beber leche y comer productos lácteos. Ahora que llevamos unas semanas en cuarentena por el coronavirus encerrados en nuestras casas, donde tenemos todas las comodidades y que encima nos quejamos, es un buen momento para imaginarnos el sufrimiento por el que pasó Izadi y el resto de animales denominados “de granja”. Y no solo es el sufrimiento ocasionado por estar encerrada, sino que cada año le robaban a sus hijos para ser enviados al matadero, mientras ella, como todas las vacas, tenía que ser tratada con pienso que lleva antidepresivos para poder aguantar ese inmenso dolor.
¿Merece la pena tanto sufrimiento por unos minutos de placer en nuestro paladar? Aquí podéis ver el vídeo de su rescate.