Javi llegó al Santuario siendo un bebé de pocos días de vida porque lo iban a matar de un porrazo contra el suelo en la granja donde nació.
Por suerte acabó siendo rescatado y viviendo en Fundación Santuario Gaia, pero no tuvieron la misma suerte sus hermanos, que como estaban enfermos como él, todos murieron golpeados contra el suelo. Su madre murió días después por complicaciones del parto y que ningún veterinario fue a visitarla para ayudarla, ya que la granja no quería gastar dinero en eso.
Para Javi, Ismael y Coque son sus padres, su familia, y cuando los ve, solo quiere que lo mimen y le den muchos besos.