Javi está creando un vínculo muy fuerte con los fundadores del Santuario.
Como la mayoría ya sabéis, Javi llegó al Santuario con menos de un mes de edad porque lo iban a matar en una granja de cerdos al tener problemas en las articulaciones y no poder caminar.
A uno de sus hermanos que tenía el mismo problema que él, lo mataron de un porrazo contra el suelo y la otra mitad de ellos murieron al igual que su madre, la cual estuvo dos días de parto y sin atenciones veterinarias, dos días en los que estuvo agonizando.
Los veterinarios que vieron a Javi antes de venir al Santuario decían que había que sacrificarlo porque no iba a mejorar, pero se equivocaron porque no sabían que en Santuario Gaia hacemos lo imposible por salvarlos.
Desde que llegó Javi al Santuario vive en la cabaña de 30 metros cuadrados en la que viven los fundadores junto con los perros y los gatos. Ha creado un vínculo tan fuerte con ellos, que en cuanto los ve sentado en el suelo, va corriendo para tumbarse sobre ellos y así recibir mimos. Aunque eso también pasa a la inversa, que los fundadores cuando ven a Javi tumbado, se tumban con él porque no pueden remediarlo, incluso se quedan dormidos juntos. Lo que sienten hacia él no se puede describir con palabras.