Cuando vemos a Jesús así de guapo nos cuesta creer el estado tan lamentable en el que llegó a Fundación Santuario Gaia, hace ya más de 3 años. Tenía apenas unos días de vida y estaba muy enfermo. Deshidratado, con diarreas, una infección en la cola debido al corte que le habían hecho en la granja y muy débil.
Sinceramente, pensábamos que no iba a sobrevivir. Pero él nos ha demostrado que es muy fuerte y muy valiente, y se ha convertido en un cerdo hermoso y sano.
Lo que no ha cambiado nada es su carácter, siendo uno de los más cariñosos del Santuario. El vínculo que establecimos con él esos primeros días tan duros, aún perdura y se derrite con nuestras caricias y atenciones.
Se acerca la Navidad y millones de cerditos morirán en todo el mundo para que los humanos “disfruten”. ¿Es justo que para satisfacer nuestro paladar sufran y mueran tantos seres? Si miramos a los ojos de Jesús, obtendremos la respuesta.