Eloína y Ginés están creciendo mucho pero no se les quita las ganas de jugar. Son muy cariñosos y lo demuestran en cuanto tienen ocasión, aunque a veces pasan un poco de nosotros, debe ser por el respeto que da la cámara . Los dos son huérfanos y seguramente su madre murió a causa de la caza. Cada año quedan miles de bebés de jabalíes como ellos sin madre, la mayoría acaban muriendo porque son muy pequeños para sobrevivir sin ayuda. Ellos han tenido la suerte de aparecer en el Santuario y ahora están creciendo ajenos a todo sufrimiento. Sabemos que lo ideal hubiese sido poder vivir libres en la naturaleza, pero con la impronta que tienen con los humanos, serían un blanco fácil para los cazadores. Nosotros intentaremos que su vida sea lo más natural y feliz posible y, en cuanto sean un poco más mayores, pasaran a vivir al recinto grande de los cerdos.
Viendo lo que disfrutan en este vídeo, ¿Qué diferencia hay con los perros o gatos que viven con muchos de nosotros? Ninguna, a todos nos gusta ser felices