Rosita es una oveja que rescatamos al comienzo de la fundación del Santuario. Había sido abandonada porque al ser mayor, ya no servía para tener más hijos que fueran enviados al matadero para ser alimento para los humanos, y por lo tanto, tampoco podía dar leche con la que hacer quesos.
Durante estos años ha sido una de las más mimadas, con atenciones especiales porque no tenía dientes. Pero desde hace tres semanas su cuerpo ya dijo basta debido a la avanzada edad. Las ovejas tienen una esperanza de vida de unos 15 años, pero al ser tan explotadas, sus cuerpos están muy desgastados.
Hoy ya hemos tenido que tomar una decisión para evitar que se vaya sufriendo, así que mañana la ayudaremos a marchar tranquila, rodeada de todos los que vivimos con ella, y fuera, al sol mientras escucha el canto de los pájaros y ve las preciosas montañas del Pirineo.
Es una noche muy triste para nosotros, porque no queremos separarnos de ella, pero no podemos ser egoístas. Tenemos el corazón roto.
