Muchas personas no entienden que tengamos a Xavi y a Sandra en el Santuario sin que puedan caminar, pero los que convivimos con ellos vemos las inmensas ganas de vivir que tienen. Y para eso estamos nosotros, para ser sus manos y sus pies.
Ellos dos se aman inmensamente y cuando a uno de ellos lo ponemos en la una estructura que tenemos para que puedan estirar sus extremidades, el otro lo pasa muy mal por querer estar a su lado. Por eso mismo, estamos habilitando un nuevo espacio para ellos, con salida al exterior para que puedan disfrutar durante mucho más tiempo del sol, y poder ver a los demás habitantes del Santuario.