En tan solo una semana las terneritas están más confiadas y han ido perdiendo el miedo. Los primeros días, en cuanto nos veían, salían huyendo hacía el bosque. Poco a poco han visto que no les vamos a hacer daño y se acercan más a nosotros. Pero hemos tenido la ayuda de Eila que ya está acostumbrada a nosotros y las demás han visto su comportamiento y la imitan. Al final, cuando hay cariño y amor, todo es mucho más fácil.
En la fotografía están Eila a la izquierda, Edna en el centro y Anaís a la derecha. Son unas auténticas bellezas, con esas orejotas peludas y esos ojos almendrados que nos recuerdan a las gacelas.