Cada vez que ponemos una bala de civada nueva, las vacas llegadas desde Boiro (Galicia), son las más rezagadas, pero cuando las llamamos vienen corriendo.
Ellas fueron abandonadas dentro de una nave sin agua ni comida, donde las heces les llegaban hasta la barriga. Pasaron mucha hambre y llegaron en muy mal estado. Elvira vino con la cadera muy mal y casi no podía caminar.
Ahora están totalmente recuperadas, viviendo sus vidas como se merecen.
Vídeo de su historia:
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