El 16 de marzo llegaron al Santuario estas dos cabritas que hemos llamado Manuela (la más blanquita) y Úrsula. Estaban atadas en un árbol, en medio de la montaña y sin su madre, ni de nadie que las cuidara.
A pesar de los difíciles momentos que estamos viviendo todos con el coronavirus, no podíamos dejar de acogerlas y ofrecerles la vida que se merecen. También estamos pendientes de otros casos que tienen que llegar al Santuario, pero no sabemos cuando podrá ser, ya que todo se nos está complicando con la pandemia.
Seguimos trabajando cada día para cuidar a los 345 animales que viven aquí, y aunque somos menos personas trabajando en el Santuario por el confinamiento, y tenemos más trabajo, no vamos a permitir que ningún animal muera si podemos evitarlo.