Podríamos pasarnos horas mirando a Ofelia con sus bebés, Leandro y Donato. Son tan tiernos e inocentes que no podemos comprender como se les puede hacer daño. Ellos han tenido la inmensa fortuna de nacer en Fundación Santuario Gaia, de no haber sido así, su destino era ser enviados al matadero para luego ser vendidos en tiendas o restaurantes como “cabrito”. Porque no hay que olvidar que los platos que llevan carne, antes fueron un animal, como Donato o Leandro. ¿Tú te los podrías comer?