Cuando él llegó al Santuario pesaba poco más de 1 kg y ahora ya pesa casi 40 kg. Ahora tiene casi 7 meses de vida y si hubiera vivido en una granja de cerdos, pesaría más del doble de lo que pesa ahora y estaría a punto de ir al matadero. En las granjas los engordan con pienso de engorde, para que pesen mucho en muy poco tiempo y así obtener un mayor rendimiento económico. En vez de vivir disfrutando del sol, de la hierba y de la tierra, estaría hacinado junto con cientos de cerdos más, sin a penas poder moverse y sufriendo por no poder comportarse de manera natural.
Por suerte Liam está con nosotros y vivirá toda su vida feliz y cuidado.