Marta es una enamorada de las aves en general y de las gallinas en particular. Ella participó en el rescate y traslado de los 316 pollitos al Santuario, y desde que llegaron se ha volcado con ellos para que no les falte de nada. Pero lo más importante, les está dando el cariño y el amor que les daría una madre ? Este rescate ha sido uno de los más duros que hemos vivido, no solo por el desgaste físico que ha supuesto, sino por el psicológico. Muchos de los pollitos que han llegado han muerto, ya que el estado en el que estaban era pésimo y su salud muy delicada. El ver que se iban sin poder hacer nada más por ellos ha sido muy doloroso y frustrante ?
Pero no podemos desfallecer porque muchos otros nos necesitan y tenemos que seguir cuidándolos. Tenemos esperanza porque los que han sobrevivido están creciendo por momentos y cada día están más fuertes, pero no hay que olvidar que no dejan de ser bebés de pocos días y son muy delicados.
Parece de locos el pensar que mientras para unos, estos pollitos no valen nada, hasta el punto de considerarlos mercancía defectuosa y dejarlos morir de la manera más cruel que existe, para muchos otros sí y por eso nos desvivimos por darles una oportunidad y un futuro.