Ellas son dos bebés de dos especies distintas pero con las mismas necesidades. Las dos necesitan que las cuiden, protejan y, sobretodo, las dos necesitan cariño y amor. Cuando se han conocido solo han sentido curiosidad la una por la otra, para pasar a después a querer jugar…como dos bebés que son. En ningún momento han querido hacerse daño. Ellas tienen un lenguaje de inocencia y ternura, que en el caso de los humanos, se va perdiendo a medida que crecemos. Sería maravilloso que mantuviéramos esta empatía durante toda nuestra vida y así no hacer daño a ningún otro ser.