Cada vez que miramos a los ojos a alguno de los habitantes de Fundación Santuario Gaia, no podemos sentirnos más felices de ver en su mirada tranquilidad y paz
En muchos de ellos, hemos visto como esa mirada se ha ido transformando con los años. Cuando llegaron estaban aterrorizados y desconfiaban de los humanos, nada más vernos huían. Poco a poco han ido descubriendo que los animales humanos que vivimos en Fundación Santuario Gaia, estamos a su servicio y nuestras manos están para cuidar y proteger, no para hacer daño.
No hay nada más maravilloso que ver la complicidad de miradas que hay entre nosotros, como en el caso de la fotografía sucede entre Lía y Martín
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