Marta es una voluntaria que ha venido por segunda vez desde Francia para ayudarnos por unos meses. Ella es la encargada de la limpieza y la alimentación de Anastasia, y esto es lo que ha conseguido.
Anastasia está muy cambiada, y no solo físicamente, ya que tiene el pelo precioso y ha ganado peso. Nos alegra verla tan confiada con los humanos que vivimos en el Santuario y tan feliz, y lo que le queda, porque el día que pueda ir a vivir con los demás cerdos, va a alucinar con tanto terreno donde poder correr, saltar, comer hierba y darse esos maravillosos baños de fango que les encantan a los jabalíes.