¿Sabéis por qué pasa eso? Porque nos cuesta empatizar con las aves, ya que ni sus rostros ni sus ojos muestran las emociones que sienten, como sí ocurre con los mamíferos.
Pero aunque sus rostros no muestren lo que sientan en cada momento, no significa que no sientan como nosotros.
Tenemos que aprender a mirar con el corazón, desde el amor, la empatía, la comprensión. Ponernos en el lugar del otro y hacernos la gran pregunta:¿ME GUSTARÍA QUE ME TRATASEN ASÍ?
Amemos más ?
En el vídeo Ismael López Dobarganes con Leopoldo ?