Cuando las pequeñas Alix y Nathalie oyen el ruido de la puerta, enseguida salen corriendo a buscarnos porque saben que algo bueno va a pasar. Lo que más nos gusta es oír los ruiditos que hacen, sobre todo Nathalie que, con tan poca edad, ya nos dice te quiero en su idioma. Y a nosotros escucharla nos derrite. Ellas nunca tendrán miedo de los humanos. Para Nathalie y Alix será normal que las personas las cuiden y quieran darles cariño. Nunca veremos en sus ojos esa mirada aterrorizada que tienen millones de cerdos en las granjas o en los camiones, que seguramente todos nos hemos cruzado alguna vez, que los llevan al matadero. Si queremos un mundo donde todos los animales sean respetados y reine el amor, el único camino es el veganismo.