Con ese pelo de invierno que le ha salido y esos ojazos negros, es toda una belleza. Es la niña mimada de las vacas y ya se pasea entre todos con total libertad, siendo cuidada por todas, como una gran familia que son.
A veces ni se la ve de lo pequeña que es entre unas vacas tan grandes, pero ella está como una más en los comederos. Su madre sigue pendiente de ella, a lo lejos, pero sabe que no corre peligro y la deja a su aire.
Cuando nos ve, se nos queda mirando con esa mirada negra tan intensa, y nos derrite de ternura
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