Celia es una cabrita que llegó el Santuario con pocos días de vida porque al nacer con malformación en sus brazos el ganadero la abandonó.
Patricia es una cerdita que también llegó con pocos días de vida al Santuario porque su madre que estaba encerrada en una jaula sin poderse mover la aplastó sin querer y le causó una lesión medular, lo que le impide caminar.
Cada mañana Ismael López, co-fundador de Santuario Gaia, lo primero que hace al llegar donde están los habitantes es darle el desayuno a Patricia y hacerle fisioterapia en sus dos piernas, para que así no se le queden entumecidas y tenga mejor movilidad. Ella ha cogido un vínculo muy fuerte con él porque sabe que todo lo que hace es para ayudarla. Le encanta quedarse dormida en sus brazos, momento en el que se entrega totalmente a él, confiando y sintiendo que está protegida.
Celia es un amor que se ha adaptado muy bien a su sillita de ruedas y se acerca a todos a pedir mimos, pero con Ismael es algo que le supera, se derrite solo al escucharlo de lejos, como hace cualquier niño al escuchar a sus padres.