Qué mejor manera de comenzar el domingo que con Azarías y Lázaro.
Estos dos pequeños llegaron casi al mismo tiempo al Santuario y se han hecho inseparables. Son como hermanos y este vínculo les acompañará toda la vida.
Lázaro llegó con una grave lesión en la pezuña izquierda y no podía caminar. Para su recuperación necesitaba reposo absoluto y mucho trabajo de rehabilitación. Gracias a su enorme capacidad de superación, y a la entrega de todo el equipo del Santuario, su mejoría ha sido asombrosa.
Ahora Lázaro ya disfruta de más movilidad y por fin él y Azarías pueden vivir con el resto de cerditos bebés: Alix, Nathalie, Federico y Cayetana.
Todavía queda mucho trabajo por hacer pero con sus ganas y con la ayuda de sus compañeros de guardería estamos seguros que lo conseguirá.
En las fotografías los vemos disfrutando del sol, de hociquear en la tierra y de comer hierba ¡que les encanta! Como los niños que son tan solo quieren jugar y curiosear. Dejémosles hacerlo, dejémosles vivir
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