Los pequeños ya tienen más de 10 meses, pero a la hora de descansar se reúnen con su madre, sabiendo que con ella están protegidos. Como podéis comprobar el vínculo madre-hijo permanece con el tiempo y, por mucho que pasen los años, seguirán siendo una familia.
¿Habéis visto las caritas de paz y tranquilidad que tienen? ¿Y el color tan bonito de pelo?, ¡se mimetizan con la tierra! ?
Ella viene de un decomiso de una granja en la provincia de Barcelona. Un lugar horrible donde vivían más de 600 cabras y ovejas en unas condiciones de extremas, entre cadáveres de otros animales y excrementos. Por suerte ella llegó a Fundación Santuario Gaia junto con otras 12 cabras. Estaba embarazada y al poco dio a luz a estos dos preciosos bebés, Leandro y Donato, y esta es la primera vez que a Ofelia no le roban a sus hijos para matarlos.
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