Está mejorando mucho, ha cogido mucha fuerzas en sus piernas y estamos consiguiendo que las pueda flexionar bien, ya que antes lo hacía al sentido contrario.
Como ya hemos logrado que se mantenga en pie sola mientras come, que es cuando podemos hacerle tranquilamente la fisioterapia, ahora al terminar sus ejercicios, le ponemos una silla de ruedas que le ayuda a tener más autonomía y a corregir la postura de la espalda para que no vaya tan encorvada. Es muy emocionante ver como corre y juega hozando en el barro.
Ella es una cerdita que fue aplastada por su madre que estaba encerrada en una jaula de una granja intensiva de cerdos, las llamadas parideras, donde las madres no pueden ni siquiera darse la vuelta.
En el Santuario vamos a hacer todo lo posible porque Patricia pueda volver a caminar.