El grandullón de Pedro es que tiene un corazón, que no le cabe en el pecho, y derrocha amor por todos lados.
Por suerte, Pedro fue rescatado siendo un bebé y se ha criado con nosotros, recibiendo mucho amor y respeto. Nunca ha sido explotado y no ha conocido el maltrato, así que lo único que conoce es lo que ha vivido en el Santuario, el cuidarnos entre todos.
Con esta carita mira a sus compañeras las ovejas y cabras, que esperan para salir al tomar el desayuno y a pasar el día en los prados. Estamos convencidos de que Pedro sería muy feliz viviendo dentro de la casa con los humanos, porque además, es que le encanta estar con nosotros, pero es que si lo permitimos, se adueñaría del sofá ?
Vídeo de su rescate:
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