La primera causa de mortandad en el Santuario en las gallinas ponedoras es por culpa de la puesta de huevos, ya que han sido seleccionadas genéticamente para que pongan muchos huevos. Esta alta producción provoca un desgaste en el organismo de las gallinas que les lleva a tener carencias de minerales como el calcio y otros nutrientes. También debido a que tienen que formar huevos continuamente, muchas veces se producen retenciones en el oviducto, lo que conlleva enfermedades mortales como peritonitis.
Las gallinas originarias solo ponen unos 30 huevos dividido en tres puestas anuales. Pero las gallinas ponedoras llegan a producir unos 300 huevos al año, que es la producción óptima considerada por los humanos, y que una vez que desciende esta producción, ya no son rentables y son enviadas al matadero, esto suele ocurrir a los dos años de vida. Tanto en las granjas intensivas como en las consideradas ecológicas, el fin es el mismo.
En los Santuarios intentamos darles una vida digna, pero sus cuerpos sufren esta aberración del ser humano, por lo que muchas mueren por retenciones de huevos y enfermedades relacionadas con la puesta de huevos. Esterilizándolas nos aseguramos que esos problemas ya no los tendrán y así les ofrecemos una vida con una mejor calidad y sin sufrimiento.
