Ella es una poni que fue utilizada por un feriante durante años para que los niños montasen sobre ella, pero en cuanto se hizo mayor la ató a un póster, dejándola en estado de abandono.
Debido a todos esos años de abandono y al no poderse mover, se le produjeron atrofia en sus extremidades y malformación en sus cascos, causándole fuertes dolores en las articulaciones.
Es una abuelita de 32 años a la que rescatamos en el 2013. Ya lleva 6 años con nosotros viviendo en libertad y sin ser explotada, y aquí todos nos morimos de amor con ella, y nos desvivimos por darle las mejores atenciones.