Aún no hace una semana que llegaron a Santuario Gaia y ya saben que nuestras manos las utilizamos para cuidarlos y acariciarlos, por eso mismo ellos las buscan.
Ismael López, uno de los fundadores del Santuario, cada noche se tumba con ellos para enseñarles que no todos los humanos son iguales, que los hay que se preocupan por ellos. Él les habla, transmitiéndoles tranquilidad y amor, mientras disfrutan de sus caricias y se quedan profundamente dormidos. Entonces Ismael les apaga la luz y le da las buenas noches.
Por desgracia no todos los cerdos pueden disfrutar de una vida como la que están viviendo ellos, eso está en tus manos.