Ingredientes
– 1 plancha de hojaldre redonda
– 1kg de cebollas de Figueres (son cebollas dulces que apenas pican)
– 50gr de tomates secos (se pesa en seco)
– 3 cucharaditas de aceite de oliva
– Sal
– Pimienta
– 250ml de nata de soja para cocinar
– 80gr de queso vegano rallado
– ½ vaso de agua
– 1 cucharadita colmada de agar-agar en polvo
Elaboración
Cortamos las cebollas en juliana y las ponemos en una sartén con 3 cucharaditas de aceite de oliva y un poco de sal. Dejamos que se haga la cebolla durante algo más de una hora a fuego lento. Removemos de vez en cuando.
Antes, habremos puesto los tomates secos en agua para hidratar. Cuando la cebolla esté a medio hacer, añadimos el tomate seco cortado en trocitos y un poco de pimienta. Mezclamos y dejamos que se continué haciendo la cebolla.
Cuando la cebolla ya esté hecha, añadimos la nata de soja y el queso vegano rallado. Mezclamos bien.
En un cacito aparte, ponemos el medio vaso de agua y la cucharadita de agar-agar. Llevamos a ebullición durante 3-4 minutos. Añadimos esta agua, que nos quedará espesa, a la sartén. Volvemos a mezclar bien.
Cogemos un recipiente redondo apto para hornos. Le ponemos un papel vegetal en la base y, a continuación, ponemos la masa de hojaldre, adaptamos su forma al molde y la pinchamos varias veces con un tenedor. Ponemos otra capa de papel vegetal (lo cortamos redondo para que encaje mejor) y ponemos una cantidad suficiente de garbanzos encima para que no suba la masa al introducirla al horno la primera vez.
Con el horno precalentado, metemos la masa con los garbanzos a 180ºC, de arriba y abajo, hasta que empecemos a ver como se dora por los bordes (unos 10-12 minutos).
La sacamos del horno y dejamos enfriar un poco. Quitamos los garbanzos y el papel vegetal de arriba y añadimos el relleno que habíamos preparado.
Volvemos a meter en el horno, también a 180ºC de arriba y abajo, durante 50 minutos, aunque los primeros 15 minutos sólo se pondrá el horno de abajo. Una vez que empiece a coger color la superficie, ya estará hecha. Dejaremos enfriar para que el agar-agar haga su efecto y endurezca.