Después de tres horas y media, acabamos de conseguir montar a Eulalia en el remolque. Hemos tardado mucho porque era la primera vez en su vida que ha caminado en libertad y no quería entrar al remolque porque no quería volver a estar encerrada. Pero nosotros que nos ponemos en su lugar, la entendemos y le hemos dado su tiempo, intentando que entendiera que una vida nueva y muy diferente le espera a partir de hoy, una vida en libertad en Fundación Santuario Gaia. Eulalia llevaba 7 años encerrada sin ni siquiera ver la luz del sol, respirar aire fresco o pisar la hierba.
Esperemos que la historia de Eulalia nos haga recapacitar, ahora que los humanos llevamos encerrados por la cuarentena del coronavirus en nuestras casas solo unas semanas, y donde tenemos todas las comodidades. Eulalia llevaba 7 largos años sin ni siquiera poder respirar aire fresco, no conoce el cielo y no tiene una ventana como muchos de nosotros donde poder salir a las 20 horas a aplaudir por nuestros sanitarios. El mundo necesita que hagamos un cambio ya, no podemos seguir tratando de esta manera a los animales ni al planeta.