El jueves nos daban el aviso de esta bebé, Armonía, de apenas 5 días de vida. Tiene una pierna rota y por eso no se podían hacer cargo de ella y la otra opción era sacrificarla. Rápidamente aceptamos y pedimos que nos cedieran también a la madre, Tecla, ya que nos parecía muy cruel separarlas. Además, Tecla había dado a luz a otros dos corderos, que murieron al nacer.
Nuestra alegría fue máxima cuando accedieron a cedernos a madre e hija. Fuimos a buscarlas y llevamos a Armonía al veterinario, para que le hicieran radiografías de su pierna. En las placas se ha visto que tiene una fractura en la tibia. Le hemos realizado un vendaje inmovilizador y hemos optado por un tratamiento conservador, ya que Armonía es muy pequeña y los riesgos de hacer una cirugía son muy altos. Además con esta edad la osificación es muy rápida y seguramente quedará perfecta.
Tecla es una madraza y no puede estar separada de su hija. En el traslado al Santuario tenían que ir separadas para que Armonía fuera más cómoda y segura por la fractura y, en todo momento, Tecla no ha dejado de llamarla. Cuando las hemos juntado, después de realizar las pruebas y el vendaje, Armonía ha ido rápidamente a mamar y la felicidad de Tecla al ver de nuevo a su hija, ha sido enorme.
A ellas nadie las separará nunca. Armonía se ha salvado de acabar en un plato, ya no será un “cordero” que aparece en el menú de muchos restaurantes.