Rubén lleva un tiempo muy delicado. Él tiene una enfermedad crónica que le afecta a las articulaciones, al estado neurológico y a su estado en general. De un tiempo a esta parte, se le nota un empeoramiento, sobre todo en su actitud. Él siempre ha sido muy guerrero y juguetón, persiguiéndonos para que estuviéramos con él y corriendo detrás de las ovejas.
Hace una semana estábamos muy preocupados, incluso pensábamos que le quedaba poco tiempo, pero nos ha sorprendido y desde hace un par de días parece que ha remontado un poco. Ahora es uno de los más mimados del Santuario, todo el día estamos pendientes de él y le damos todos los cuidados del mundo. Una de las cosas que más le gusta para comer son las hojas frescas, así que todos los días le cortamos ramitas de los árboles para que coma y ¡no veáis cómo disfruta!