De esta manera nos hemos encontrado a Salomé esta mañana. No había mejor sitio para dormir una siesta que el alféizar de la ventana. Si es que siempre nos asombra el equilibrio que tienen las cabras y la capacidad de encontrar los sitios más inverosímiles y recónditos para subirse.
Viendo esta imagen seguro que a muchos de vosotros os recuerda a los gatos que viven con nosotros y es que no hay ninguna diferencia entre ellos. Ambos son animales que desean vivir y hacerlo de la mejor manera posible. Tienen las mismas necesidades y, por supuesto, sentimientos. Pero a diferencia de los gatos, las cabras son explotadas y sacrificadas para consumo de los humanos.
Salomé llegó hace 3 meses a Fundación Santuario Gaia. La habían encontrado en una camino en la montaña, cerca de Manresa, y estaba sola e iba cojeando de una pierna. En la revisión veterinaria se vio que tenía una fisura en la tibia, aparte de que estaba deshidratada, desnutrida y con muchísimo miedo. Se le hizo un vendaje inmovilizador con el que estuvo varias semanas y se pudo curar de su fisura. Como veis, ha quedado perfecta, ya que no tienen ningún problema para saltar hasta la ventana.