Pedro y Samuel, dos toros que su destino era el matadero con pocos días de vida.
Samuel nació en una granja lechera y Pedro en una escuela agrícola, pero como ocurre siempre, cuando nacen machos son enviados al matadero a los pocos días de nacer.
Por suerte terminaron sus días a salvo en el Santuario, donde nunca han sido explotados ni maltratados, que lo único que han conocido ha sido el AMOR y el RESPETO.
Este beso que se dan Pedro y Samuel es algo muy normal entre ellos, pero a su papi Ismael se le sigue cayendo la baba cuando ve esa tierna imagen mientras está con ellos.