Hemos hecho un comedero nuevo y Samuel como siempre, ha sido el primero en ir a verlo y probarlo 🙂
Por muy lejos que esté Samuel, cuando gritas su nombre viene corriendo, es consciente de que se llama así, al igual que Victoria, la poni, que con el poco tiempo que lleva en el Santuario, ya sabe que ese es su nombre.
En el cuento que vendemos para niños de la historia de Samuel, hay un relato que nos gusta mucho en el que cuenta que los animales llegan al Santuario tristes y solitarios, y que cuando reciben su nombre, su alma se prende de nuevo. Y esto es muy cierto, porque aquí se les trata como personas que son, con sentimientos e intereses propios.
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