Sandy es una pava que no puede caminar, pero eso no le impide ser feliz y disfrutar de su vida. Olivia es la encargada las 24 horas de estar a su cuidado, y es por eso que entre las dos tienen un vínculo muy fuerte, tanto, que por los diferentes sonidos que hace Sandy, Olivia ya sabe lo que quiere o como se siente.
El que un animal llegue al Santuario con problemas de movilidad no impide que sean felices, porque para eso estamos nosotros, para ser sus manos, sus pies o sus alas.