Son amigos, no comida.
Guillem es uno de los supervivientes de las inundaciones del Ebro, donde murieron más de 10 mil animales que los ganaderos dejaron encerrados para poder cobrar las indemnizaciones.
En Santuario Gaia conoció lo que son las caricias y el cariño, y desde entonces cada día pide su sesión de mimos.
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