¿Adivináis sobre quién está apoyando su cabeza Valentí? ¡Izadi! La historia de ellos es una de las más bonitas que hemos vivido en Fundación Santuario Gaia. Izadi es una vaca que vivió años explotada en una granja lechera. Todos los años le robaban a sus hijos para que no tomaran la leche destinada a los humanos. Nunca pudo ver crecer a sus bebés. Cuando cumplió 12 años la querían enviar al matadero porque ya no era productiva. Por suerte consiguieron que la cedieran al Santuario.
Valentí es un toro que con pocos días de vida, Ismael López Dobarganes lo encontró herido en el camino que lleva al Santuario. Lo habían atropellado y tenía uno de sus pies destrozado. El ganadero nos lo cedió y después de muchas curas, volvió a caminar y recuperarse. Pero no tenía madre.
En el Santuario se conocieron y desde el primer día establecieron un vínculo madre-hijo, que ha perdurado con los años. Son inseparables y cuando están lejos uno de la otra, se llaman para reencontrarse y pasar las horas de descanso juntos. Izadi ha podido vivir la maternidad que nunca disfrutó, y Valentí ha encontrado una madre que siempre le cuida y protege.