Es una de las primeras cosas que nos sorprendió al verla, su tamaño. Nos recordó mucho a la querida Nieves, que nos dejó hace tiempo y sufría gigantismo. Pero una vez pasada la sorpresa de su envergadura, descubrimos que su corazón es más grande todavía. Es como Pedro pero en vaca, todo bondad y amor.
Ella está en su zona de cuarentena, y tendrá que estar aquí durante 30 días. La próxima semana viene la veterinaria oficial para hacerle el saneamiento, que son las analíticas obligatorias de brucelosis y tuberculosis. Seguramente saldrá todo bien y en cuanto pase este periodo obligatorio de aislamiento, podrá conocer al resto de vacas y toros, momento que estamos deseando vivir.
No podemos dejar de daros las gracias a todos/as vosotros/as por hacer posible que Vilar esté en Fundación Santuario Gaia.