Yeroham se ha adaptado muy bien a su nueva vida y está supercontento de poder tener un compañero de juegos y travesuras, Adriel.
Le sigue a todas partes y le imita en todo lo que hace, como si fuera su hermano mayor. Tanto es así, que parece que Yerham es el “miniyo” de Adriel
Es muy triste pensar que la vida de los dos ya estaba programada antes de nacer. Inseminaron a sus madres para que tuviesen los partos cerca de Navidad y así poder venderlos para que sirviesen de comida en estas fechas, como sucede con millones de corderos en todo el mundo. Por suerte llegaron a Fundación Santuario Gaia, donde tendrán la vida que se merecen, que merece todo animal
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