Desgraciadamente, Naim se quedó huérfana muy pronto. Si madre, Eliana, sufrió maltrato toda su vida y eso hizo que nunca confiara en los humanos. Al poco de llegar al Santuario, dio a luz a Naim, y le transmitió su recelo por las personas a su hija. Por eso Naim siempre ha desconfiado de las personas y era muy difícil que se dejara acariciar.
Ahora va a cumplir un año, y ha cambiado mucho en estos meses, seguramente gracias a Paolo. Su mirada temerosa ha desaparecido y se ha tornado curiosa.
Ahora disfruta de las caricias y los mimos que le damos. Por fin ha comprendido que los humano que habitamos en el Santuario estamos para cuidarla ?
Paolo y Naim son familia y nosotros felices de que, junto a su compañero, haya encontrado la felicidad ❤️
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