Este es el momento en el que Leonardo grita de felicidad cuando Ismael López Dobarganes le quita las cuerdas y le da la libertad que nunca tuvo.
Leonardo lo tenía una familia que vivía en una chabola. Había estado toda la vida atado, viviendo entre basuras y muy mal alimentado. Los vecinos nos informaron que era apaleado continuamente, y que llevaba toda su vida siento maltratado.
Llegó a Fundación Santuario Gaia desde un pueblo de Sevilla con graves problemas de salud. Los ojos blancos casi ciego, y su piel estaba en tan malas condiciones, que las extremidades estaban llenas de costras y heridas que le sangraban.
Ya ha pasado un año de su llegada al Santuario, pero nos sigue emocionando ese grito de LIBERTAD que dio al llegar, un grito que representa a todos esos animales que a día de hoy siguen siendo explotados, maltratados y asesinados.
Comparte este vídeo para concienciar al mundo de la crueldad a la que son sometidas los animales, porque aún hay muchos que esperan tener la tan ansiada libertad que sus corazones desean.