Como cada noche, las vacas y toros vuelven de pasar el día en los prados. Es la rutina que tienen siempre y que no varía casi nunca. Ellas se rigen por el sol y cuando notan que ya está anocheciendo, se ponen en marcha en fila, de manera ordenada, y regresan tranquilamente. Aunque siempre hay alguna más rezagada, bueno, realmente siempre son los mismos: Berta, Elvira y los burritos.
Es muy bonito ver esta marcha, la manera que tienen de caminar, tan tranquila y pausada, que nos transmite mucha paz. Normalmente cuando llega este momento las personas que están cerca dejan de hacer lo que están haciendo y se paran a contemplar tan maravillosa comitiva. Y nosotros queremos compartirlo con vosotros, que aunque no estéis aquí, seguro que podéis percibir la energía de este momento tan especial.